Cada paciente tiene asignada una sesión, en la mayoría de los casos una vez por semana. En ella se evalúa para plantear los objetivos de tratamiento, se enseñan estrategias, se hace un seguimiento de la evolución del paciente, y se abordan todas las dudas y problemas que surgen, para poder buscar juntos la mejor manera de solucionarlos y que dicho paciente vaya mejorando. Esto supone un trabajo uno a uno, y en ocasiones con el resto de la familia. No hacemos sesiones grupales, salvo en casos muy concretos, (por ejemplo en problemas de ansiedad social o de dificultades de relación social), en el que puntualmente se trabaja en grupo, y siempre con sesiones individuales añadidas. Es la única forma de conseguir resultados, ser eficaces y además eficientes.